lunes, 1 de diciembre de 2014

Goodbye.

Ya es bastante tarde y hace mucho no escribía algo, tengo muchos inconclusos y espero terminarlos algún día, lo lamento... Pero si no escribía esto, iba a morir (?), mentira... Pero tenía que hacerlo uwu.






-Un día de descanso siempre le viene bien a todo el mundo, sobre todo cuando ves por muchos días a tus compañeros y no es porque los estés evitando, sino por el solo hecho de que piensas que es necesario una pequeña pausa para todos, o al menos eso era lo que pensaba Takaki Yuya, un miembro del famoso grupo de Idol. Le gustaba mucho el poder compartir con sus compañeros, porque con ellos había momentos en el cual podía sacar su niño interior y también la persona madura que podía ser debido a su edad, pero lo que más le gustaba hacer era observar desde una cierta distancia a una persona en especial, a un compañero que ya hace muchos años, sabía que sentía algo especial, algo que no podía evitar, pero por diferentes motivos esos sentimientos han ido desapareciendo y volviendo a reaparecer haciéndolo algo así como un ciclo del cual no puede salir, era algo que sabía, lo tenía en mente y sabía cómo sobrellevarlo, le molestaba sí, pero era algo del cual ya no podía escapar, lo había intentado quién sabe cuántas veces, lo había pensado muchas veces, buscando muchas soluciones, salir con chicas, demasiadas tal vez, errores que cometió solo para poder olvidar su pasado que aún estaba presente y con insistencia, pero no conseguía ningún resultado, dándose por vencido contra aquel sentimiento sofocante y contra aquel sentimiento de ¿envidia? ¿Celos?, si eso era lo más seguro… Celos de su compañero Yamada Ryosuke, que siempre estaba presente en la vida de aquella persona el cual lo tenía así. Como sea, ese día de descanso quiso salir de las paredes de su departamento, quería simplemente salir y lo hizo con compañía, una chica que ya hace un tiempo tenía un tipo de relación extraña, nada serio eso sí-

-¿Qué vamos a comer? –Preguntó aquella chica, caminando al lado de Takaki, quien iba absorbido por sus pensamientos, caminando por inercia hacia el patio de comidas de aquel centro comercial, viendo cosas al azar hasta que algo le llamó su atención sin querer- ¿Qué ves? –Volvió a preguntar insistente de obtener alguna palabra del chico-

-Puede que le gusté… -Había visto un collar de cruz, muy fino, delgado en tono plata con decoraciones en azul, era perfecto para el menor, aquel chico que le había complicado su vida desde que lo conoció- Pero…-No, no era lo que andaba buscando, no era al menos lo que el menor quería, la cruz debía tener algún detalle en especial, que sabría que le gustaría, ese también le podría gustar, pero no era el indicado así que siguió con su camino de largo, pensando una y otra vez de si comprar o no aquel collar de plata que había visto-

-Takaki-kun… -La voz de la chica lo hizo volver al mundo real, la chica se había cansado de insistir tanto, por lo que tuvo que levantar un poco, nada más un poco su tono de voz- ¿Estás bien? ¿Me estás escuchando?-

-Si… claro- Respondió, mal día eligió para salir con ella y es que era el día de los pensamientos profundos de Takaki Yuya- ¿Me podrías acompañar a la tienda por la que pasamos hace unos momentos? –Por lo cual se llevó un “claro” de parte de su acompañante, decidido iba en comprar aquel collar, después de todo si le gustaba al menor, estaba bien y se iba a sentir feliz, un pequeño presente no le hace mal a nadie, al menos hasta encontrar el indicado; iba casi llegando a la tienda, pasando una que otra gente en el centro comercial, estaba lleno como siempre, pero algo lo hizo detener, tal vez había sido su imaginación, muchas personas hoy en día tomaban sus estilos pero… ¿Acaso era Ryosuke?, estaba seguro de que era él quien andaba cerca de esa tienda y no iba solo, en aquellos momentos rogaba porque su acompañante fuera Nakajima, otro integrante del grupo al cual pertenecía, pero no… Aquella persona era el causante de sus pensamientos, el dueño del collar el cual iba a comprar, Yuri, aquel chico de baja estatura, pero ya alguien casi maduro, su rostro lo demostraba, pero era un rostro muy diferente al cual se mostraba con Ryosuke, uno que jamás había visto, uno rostro alegre, un rostro amistoso, un rostro que él jamás podría tener de parte de Yuri, los celos nuevamente se hicieron presente, estuvo un buen momento observando lo que hacían aquellos chicos, suspirando con desgano y tomar del brazo a la chica la cual lo acompañaba e ir hasta otro lugar, pensaba que solo los iba a ver en esos momentos, pero no fue así, fueron muchas las ocasiones en que pasó al lado de sus dos compañeros y estos ni de su presencia se percataron, siendo alguien invisible, como pensaba y negaba a aceptar e incluso en una ocasión pudo haber jurado cruzar miradas con Yuri, pero al parecer solo había sido su imaginación… Dio muchas vueltas por aquel centro comercial, mirando a todas partes, rogando por no volver a toparse con ellos, no los quería volver a decir verdad, ya estaba más que harto de la situación y su acompañante se dio cuenta pero no quiso preguntar nada inoportuno-

-¿Seguro que estás bien? –Solo se limitó a preguntar la chica-

-Claro… ¿Desear irte ya? –Ya era tarde y ya no había vuelto a ver a ambos menores-

-Si, después de todo ha sido divertido ¿no? –Una gran y dulce sonrisa apareció en el rostro de la chica a lo cual tuvo que responder con una sonrisa igual y un “si”, aunque aquel paseo por el centro comercial había sido desagradable, decepcionante y hasta molesta…-Vamos entonces…- Solo por curiosidad, aunque ya sabía la respuesta, pero solo por auto herirse aún más, pasó por la tienda, viendo que aquel collar de plata en cruz ya no estaba, sonrió con amargura, pues estaba claro que Ryosuke le había comprado aquel collar, que él le iba a regalar con un esfuerzo y con motivos para así poder hablar más con el chico, con Yuri, pero esas ilusiones se habían roto nuevamente, dándose cuenta de la realidad, él no estaba en su mundo, jamás lo estará y mucho menos que ahora en el mundo de Yuri solo existía Ryosuke, lo sabía de antemano, lo había aceptado y negado, era su lucha de día a día, pero con esto ya no habría lucha alguna, se había rendido, el actuar de Chinen con Yamada era diferente, era amorosa, era especial y sabía que jamás tendría esos privilegios. Sonrió al final, sonrió en forma de “despedida” hacia aquel amor que en el fondo de su corazón, aún tenía la esperanza de concretar con Yuri, pero Ryosuke ya había concretado aquella relación, por lo cual decidió ahí mismo dejar el pasado y sus sentimientos con él, no podía hacer más. Tomó la mano de aquella chica y siguió su camino, una nueva aventura en el cual Chinen Yuri ya no estaría en ella o al menos iba a intentar con todas sus fuerzas que así fuera, un adiós para siempre, era lo mejor y con esa mentalidad regresó a su departamento, mañana sería un nuevo día, un nuevo comienzo, una nueva vida en donde solo vería a Chinen como un compañero más-

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